
El Área Metropolitana de Barcelona participa en la cumbre climática de la ONU como referente en gobernanza local y transición energética
El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) participa en la COP30 de Belém (Brasil) dentro de la red Local Governments and Municipal Authorities Constituency (LGMA), uno de los principales espacios de coordinación e incidencia de los gobiernos locales en las negociaciones climáticas de Naciones Unidas. La delegación está formada por Guille López , consejero delegado de Acción Climática del AMB, Frederic Ximeno , director del área de Acción climática y Agenda estratégica metropolitana, y Ana Romero , directora de servicios de Acción Climática.
Esta edición de la COP adquiere un valor estratégico especial: se celebran diez años del Acuerdo de París y sólo restan cinco años para alcanzar los objetivos climáticos de 2030.
El pasado 4 de noviembre se presentó el último informe sobre la brecha de emisiones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que señala que, con las políticas y 2,9 °C este siglo, muy por encima del límite de 1,5 °C fijado en París .
En este contexto, la participación de las grandes ciudades y áreas metropolitanas es clave para acelerar la transición energética y avanzar hacia modelos territoriales más resilientes y justos.
Durante el transcurso de la cumbre, el AMB reclamará de nuevo que se incluyan a los entes locales en la elaboración de planes nacionales y que tengan acceso a recursos financieros para implementar políticas climáticas.
Guille López ha manifestado que “en esta COP, centrada en la acción y en la necesidad de incrementar la ambición, se pone de manifiesto el papel central de las administraciones locales para llevar a cabo medidas ejecutivas de reducción de emisiones y de adaptación. Desde el AMB tenemos muy claro que sólo con aires acondicionados no solucionaremos el aumento generalizado de tempera. ahora el aumento de vegetación” .
El AMB tiene un rol clave en la reducción de emisiones
Desde su declaración de emergencia climática en 2021, el AMB ha desarrollado numerosas políticas para reducir emisiones y adaptar el territorio metropolitano a efectos del cambio climático, en coherencia con los objetivos de la Unión Europea: reducción del 55 % de gases de efecto invernadero (GEI) en 2030 y neutralidad climática.
Actualmente, está trabajando para establecer nuevos objetivos para 2035 y para 2040, para contribuir al nuevo hito que la UE ha presentado esta semana de reducir el 90 % de las emisiones en 2040. Hay que considerar que, en el marco de sus competencias y de su influencia, el AMB puede contribuir a reducir más del 45 % de las emisiones incluidas en el mercado de emisiones— ¿fueron aproximadamente 5,5 millones de toneladas de equivalente de CO?), un esfuerzo importantísimo en un contexto de crisis climática y retardismo.
A través de diversos planes y programas —entre los que destacan el Programa marco de actuaciones en energía y clima (PMEC 2030) , el Plan estratégico del ciclo integral del agua (PECIA) , el Programa metropolitano de prevención y gestión de residuos (PREMET) y el Plan metropolitano de movilidad urbana (PMMU) — el AMB impulsa una acción urbana y cohesión social.
Compromiso con la reducción de metano y la transición energética
El AMB ha explicado, en el marco de la COP30, su compromiso con la reducción de emisiones de metano (CH?), un gas con un potencial de calentamiento global 28 veces superior al del dióxido de carbono (CO?).
Mediante el tratamiento de la fracción orgánica en los ecoparques y la captación de biogás en los vertederos, el AMB evita anualmente 3.678 toneladas de CH?, ¿el equivalente a más de un millón de toneladas de CO? ahorradas en diez años.
En este sentido, los representantes del AMB se han reunido con la Secretaría del Global Methane Pledge para compartir buenas prácticas de gestión del depósito controlado de Vall de Joan y el nuevo modelo de tratamiento de residuos.
Esta actuación ejemplifica el liderazgo metropolitano en la gestión sostenible de residuos y en la mitigación de gases de alto impacto climático.
En el ámbito de la transición energética, el AMB apuesta por un modelo renovable, descentralizado y de proximidad, con proyectos que suman más de 18 MWp de potencia fotovoltaica instalada y estudios para ampliar esta capacidad con fuentes eólicas y biogás.
También impulsa la rehabilitación energética de viviendas —con más de 4.000 hogares mejorados a partir de fondos europeos— y fomenta comunidades energéticas locales a través del programa La Teulada .
Adaptación a los impactos: sequías, temporales y caloradas
Los efectos del cambio climático se hacen cada vez más evidentes en el territorio metropolitano, donde cada vez son más frecuentes los episodios extremos, como temporales litorales, oleadas de calor y períodos de sequía. Ante esto, el AMB actúa en varios frentes.
En el litoral metropolitano, impulsa proyectos de recuperación y estabilización de playas, que consisten en reforzar la arena y restaurar ecosistemas costeros para reducir la vulnerabilidad frente a los temporales marítimos y proteger el frente litoral como espacio ambiental y social.
En cuanto al agua, el AMB trabaja para reducir su consumo, fomentar su reutilización y garantizar su disponibilidad en contextos de sequía. Actualmente, el 25% del agua consumida en el área metropolitana proviene de fuentes regeneradas, un ejemplo de gestión circular y sostenible que contribuye a reducir el consumo de recursos naturales.
Para reforzar la resiliencia urbana en episodios de calor, el AMB ha desplegado la red metropolitana de refugios climáticos (XMRC) , con más de 600 refugios activos en verano de 2025 repartidos en 30 municipios. Esta red ofrece espacios de confort térmico para la población más vulnerable y se integra en una estrategia metropolitana de puntos urbanos más frescos, espacios verdes e umbríos itinerarios. En el marco de la COP30, el AMB también ha expuesto esta estrategia en un encuentro con la Organización mundial de la salud (OMS) y la fundación Ecología y desarrollo (ECODES).
En este sentido, y durante la cumbre de Belém, el AMB se ha incorporado a la iniciativa Beat the Heat Implementation Drive impulsada por Naciones Unidas y 80 entidades en el marco de la COP30. Esta iniciativa es una campaña de colaboración nacional y local impulsada por la presidencia brasileña de la COP30 junto con la Cool Coalition del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP).
El programa tiene como objetivo apoyar la implementación de acciones y los esfuerzos de los gobiernos locales para fortalecer la resiliencia frente al calor extremo mediante soluciones inclusivas y bajas en emisiones de carbono. También busca reconocer y celebrar el trabajo que ya están llevando a cabo países, ciudades y socios, así como identificar iniciativas específicas para mejorar la resiliencia urbana frente al calor o para promover sistemas sostenibles para bajar la temperatura en la que las ciudades puedan necesitar apoyo. La delegación está formada por Guille López, consejero delegado de Acción Climática del AMB, Frederic Ximeno, director del área de Acción climática y Agenda estratégica metropolitana, y Ana Romero, directora de servicios de Acció Climàtica.
Las acciones se articulan en torno a tres ámbitos prioritarios, alineados con los compromisos del Subnational and National Cooling Pledge:
- Evaluar la vulnerabilidad al calor urbano, priorizar proyectos de reducción de la temperatura e integrarlos en planes o estrategias urbanas relevantes (como planes climáticos o planes de acción para hacer frente al calor).
- Planificar e implementar proyectos de reducción de la temperatura basados en la naturaleza o pasivos, como corredores verdes, diseños urbanos sostenibles o códigos de edificación más eficientes.
- Impulsar la compra pública de tecnologías de refrigeración de alta eficiencia y bajo potencial de calentamiento global para edificios públicos.
Una metrópolis activa para una transición justa
El AMB defiende que la acción climática sólo será efectiva si incorpora la justicia social y territorial como eje transversal. Por eso, impulsa acciones preventivas y estructurales —no sólo de respuesta— que permiten anticipar los efectos del cambio climático y garantizar una transición energética equitativa.
El Plan director urbanístico metropolitano (PDU) , junto con instrumentos como el Protocolo de sostenibilidad , fija las bases para un modelo urbano más compacto, verde y resiliente, que integra la planificación climática en el desarrollo territorial.
En paralelo, iniciativas como La Teulada o los proyectos de energía compartida refuerzan el eje de transición justa, vinculando la producción local de energía con la educación ambiental y la participación ciudadana, para facilitar que la ciudadanía pase de ser consumidora de energía a productora y consumidora a la vez, de forma que se contribuya a reducir las desigualdades.
En el marco de la COP30, la institución reafirmará su compromiso por transformar los compromisos globales en acciones locales y por poner la dimensión metropolitana en el centro de la agenda climática internacional.