El consorcio que desarrollará el proyecto está formado por el Ayuntamiento y unos partners públicos especialistas como son: la Agència d’Ecologia Urbana de Barcelona, ​​que será el partner clave en la definición e implementación del operador energético local, y el Institut Català de l’Energia, que ayudará a definir el modelo de contrato de ahorro energético.

Viladecans ha sido elegida por la Unión Europea, junto con París y Gotemburgo, para impulsar tres proyectos innovadores sobre transición energética. El miércoles 12 de octubre se dieron a conocer en Bruselas los 18 proyectos seleccionados en la primera convocatoria de Acciones Urbanas Innovadoras, a la que se habían presentado 378 propuestas en cuatro ámbitos de actuación. En concreto, en el ámbito de la transición energética, hubo 113 candidaturas.

El alcalde Carles Ruiz y el teniente de alcalde de Medio Ambiente y Ciudad Sostenible, José Luis Atienza, estuvieron presentes en el acto que dio a conocer los municipios vencedores, enmarcado en la Semana Europea de las Regiones y Ciudades.

Una estructura formada por ciudadanos, empresas y el Ayuntamiento

El proyecto de Viladecans consiste en la creación de una nueva estructura formada por ciudadanos, empresas y Ayuntamiento, que constituirá un operador energético integral, con el objetivo de lograr una gestión energética más eficiente. Este operador promoverá la capitalización de los ahorros para financiar la rehabilitación energética integral de los edificios de viviendas (mejorando el parque de viviendas local) y trabajará para fortalecer la economía local con la puesta en marcha de una moneda local, el Vilawatt. La iniciativa permitirá abordar asimismo objetivos de justicia social luchando contra la pobreza energética desde el interior del propio sistema energético.

La Unión Europea ha valorado que el proyecto sea “innovador y experimental” para introducir “soluciones para mejorar la eficiencia y reducir la dependencia de las energías fósiles”, así como también “la involucración activa de la ciudadanía en la iniciativa”. Se prevé poner en marcha el proyecto con el inicio del año 2017 y se desarrollará durante 36 meses, con una inversión de 4,2 millones de euros por parte de la Unión Europea, el 80% del total de su coste.

Además de la Agència d’Ecologia Urbana de Barcelona y el Institut Català de l’Energia, también forman parte del consorcio que desarrollará el proyecto, en el ámbito privado, la empresa Ubiquat Tecnologies, que codissenyarà la moneda energética local y Gespromat, que aportará su experiencia en la gestión de la mediación social y los aspectos legales, financieros y técnicos relacionados con la renovación de edificios. La consultora energética local EGM se encargará del estudio y análisis de datos para crear un sistema de información energética y la asociación LIMA, entidad que fomenta la construcción sostenible, aportará su experiencia en diseño constructivo de bajo impacto ambiental.

El municipio más pequeño de entre los seleccionados

Viladecans ha sido una de las cuatro ciudades españolas -de entre las 72 que se van presentarse que han visto seleccionados sus proyectos en la primera convocatoria del programa Acciones Urbanas Innovadoras (UIA). Las otras ciudades del Estado fueron Barcelona, ​​Madrid y Bilbao. De hecho, Viladecans es el municipio de menos población de todos los 18 que han encontrado el apoyo de la Comisión Europea en sus propuestas a través de este nuevo mecanismo de gestión de los fondos FEDER. Así, se ha situado en el plano de relevancia de otras grandes ciudades europeas como Milán, Amberes, Viena, Turín o Rotterdam, además de las ya mencionadas París, Gotemburgo, Barcelona, ​​Madrid y Bilbao.

El objetivo del programa UIA es experimentar iniciativas -replicables en el futuro en otras ciudades- a partir de ideas audaces, desarrolladas en comunidad y orientadas a los resultados, que no se hayan probado hasta el momento para hacer frente a desafíos conectados y estudiar así como responden estas ideas ante la complejidad de la vida real. Los cuatro ámbitos de trabajo de las propuestas eran la transición energética, la lucha contra la pobreza urbana, la integración de migrantes y refugiados y la generación de habilidades laborales.